Ximena Peredo 27 Mar. 2015 No está pasando desapercibido ni para Los Pinos ni para los partidos políticos y las instituciones electorales que la indignación esparcida por todo el País está poniendo en vilo al próximo proceso electoral. A diferencia del 2012 ésta no es una protesta contra el PRI -que invitaría a votar por sus oposiciones-, el hartazgo es contra todo el aparato gubernamental y nos convoca a un acto de desobediencia radical: paro electoral. Frente a esta convicción, no sólo Peña Nieto, López Obrador o quienes viven del presupuesto público muestran preocupación, sino también el "ciudadano ejemplar" que se ha convertido en un calculador político sin ética personal. Votar únicamente como contrapeso al voto duro es la mejor forma de fortalecerlo, pues se lo asume como parte natural del sistema político. Pero además este cálculo es un mito nacido de la izquierda incompetente. Por otro lado, el voto de conciencia "por el menos peor" es igual de cont...