Ximena Peredo 24 Abr. 2015 Desde el año pasado adelanté en este espacio mi posición de rechazo a las próximas elecciones del 7 de junio. No sólo me resulta insoportable la impostura y el dispendio de la partidocracia, sino algo todavía peor: las elecciones son un refrendo escandaloso del sistema de corrupción que nos gobierna. No es un asunto de mansiones, relojes, yates; la corrupción electoral es todavía más obscena porque se usa nuestro dinero para definir los problemas públicos y sus soluciones. De tal suerte que la definición de "lo político" acaba por servir únicamente al grupo establecido en el poder. Distinguir entre lo importante y lo marginal, lo urgente y lo que puede esperar es la corrupción menos visible aunque, en los hechos, es la que tiene operando a todo un Estado contra su pueblo. Los asesinatos y las desapariciones de civiles a manos de las fuerzas federales y militares son el tipo de soluciones que plantea el Estado mexicano a las crisis qu...